lunes, 13 de noviembre de 2017

El núcleo de la galaxia

NÚCLEO DEL UNIVERSO

Cerca del bulbo de la galaxia, el espacio está cada vez más poblado de estrellas, nebulosas y otros objetos más exóticos. Enormes nubes de estrellas de los brazos espirales interiores impiden nuestra visión directa de esta región turbulenta pero, si miramos más allá del espectro visible, podemos levantar el velo y obtener una imagen completa del oscuro corazón de la galaxia.


Imagen de la Vía Láctea; centro de nuestra galáxia.

Cuanto más cerca está una estrella del centro de la galaxia, más deprisa orbita. A lo ancho del disco galáctico, este patrón resulta lógico ya que las estrellas se mueven como planetas en torno a una enorme concentración de masa: el propio bulbo. Sin embargo, dado que dentro del bulbo se mantiene el mismo patrón, tiene que existir en el mismo centro de la galaxia algo sumamente denso y masivo, en torno a lo cual orbitan incluso las estrellas centrales.

Solo existe un candidato real a ser tal objeto: un agujero negro gigante, mucho mayor del que pueda formar ninguna estrella única. Tal agujero negro «supermasivo» podría contener la masa de varios millones de soles en un espacio menor que la órbita de la Tierra.

Propuesta por primera vez en la década de los setenta, la presencia de un monstruo tal quedó confirmada en 1.998 al cartografiarse las órbitas estelares en torno al bulbo galáctico.

El destello de rayos X a la izquierda del centro revela el agujero negro supermasivo del centro de la galaxia.Por fortuna, el agujero negro de la Vía Láctea es un gigante dormido. Probablemente, nació en los primeros días del universo, a partir del colapso de una enorme nube de gas que, al final, se hizo tan densa como para dotarse de un horizonte de sucesos a su alrededor. El agujero negro parece haber limpiado la región circundante de gas, polvo y estrellas, hace ya mucho, y todo lo que sobrevive hoy en esta zona del espacio se desplaza suficientemente lejos de él y lo bastante deprisa como para no ser atraído y arrojado a la muerte. En la actualidad, el agujero negro solo deja sentir su presencia a través de su efecto gravitatorio y de un débil fulgor de ondas de radio emitidas cuando el gas y el polvo cae preso en él y se calienta a una temperatura extrema mientras es aspirado.

Más allá del alcance del agujero negro se encuentran varios brillantes cúmulos que contienen algunas de las estrellas más pesadas de la galaxia. El más espectacular de ellos es IRS 16; sus estrellas son tan masivas que, según nuestras teorías sobre el nacimiento estelar, deberían haber reventado en pedazos mientras se formaban. La mejor explicación para su enorme tamaño es que sean caníbales estelares y que hayan crecido a cuenta de devorar otras estrellas y alimentándose de las nubes de gas denso del núcleo galáctico.

A 350 años luz del centro galáctico se encuentra un par de nubes de gas que emiten radiación gamma de alta energía. entre las dos se sitúa un enorme agujero negro llamado el «Gran Aniquilador». Éste, que se calcula que tiene una masa de 100 soles (es tan grande que debe haber engordado gracias a una dieta rica en nubes de gas, o haberse formado de la fusión de varios agujeros negros más pequeños), emite unos haces gemelos de partículas de antimateria. Cuando estos chorros topan con materia corriente, son aniquilados literalmente y desaparecen en un estallido de rayos gamma. El Gran Aniquilador es una replica enana del agujero negro central y sirve de recuerdo de cuanto más violento debió de ser el corazón de la galaxia en el pasado, cuando todavía disponía de material del que alimentarse.
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